Corona del Inca, un portal hacia la inmensidad
TURISMO

Corona del Inca, un portal hacia la inmensidad

En La Rioja, encierra en uno de sus tramos un lugar único, casi irreal: el cráter de un volcán cercano al cielo, bautizado Corona del Inca, que con una laguna de azul profundo en su interior despierta el asombro de los que se animan a la travesía.

Desde la capital riojana se deben recorrer unos 340 kilómetros para llegar al departamento Vinchina, en el extremo noroeste de la provincia, y desde allí son necesarias entre cuatro y seis horas para sortear el difícil circuito que desemboca en Corona del Inca, en plena cordillera y a escasos kilómetros del límite con Chile.

La travesía parte desde la cabecera departamental o desde la localidad de Jagüé, último poblado antes de ascender a la maravillosa terraza del continente. Entre los meses de diciembre y abril, en esa pequeña ventana temporal, el visitante puede acceder a conocer el cráter Corona del Inca, siempre acompañado por guías o baqueanos autorizados para esta tarea.

Se trata de uno de los volcanes situados a mayor altura en el planeta, rodeado de enormes macizos que desafían los sentidos del hombre, con picos cercanos a los 7 mil metros, vientos y nieves permanentes, la inmensidad del cielo y de la puna en todo su esplendor.

Por más que el viajero esté acostumbrado a los paisajes cordilleranos, la visita a Corona del Inca no deja de subyugar, y el camino hacia ese mágico lago ya es, en sí mismo, una experiencia inolvidable. La Quebrada de la Troya, antes de arribar a Jagüé; la árida Quebrada del Peñón; la Reserva Provincial Laguna Brava, con su bella población de flamencos, y la Pampa del Veladero son algunos de los lugares de ensueño que hay que dejar atrás para llegar al cráter del volcán.

El recorrido debe realizarse en vehículos con tracción 4x4, con la conducción de pilotos expertos y la guía de especialistas y baqueanos, porque las condiciones del clima y del terreno no dejan lugar a improvisaciones.

Las increíbles formaciones de roca y arena de La Troya, con su cerro piramidal como vista más atractiva, va dando lugar poco a poco al desierto de la puna, donde el oxígeno comienza a escasear al mismo ritmo en que crece el asombro. Para vivir esta experiencia de turismo aventura al extremo en 4x4, que lleva hasta miradores ubicados a 5.500 msnm, se sale a las 4 de la mañana desde Vinchina para sortear los muchos obstáculos que presenta la naturaleza, como nieve, hielo, arenales, piedra laja suelta en la calzada.

Es necesario una preparación previa en cuanto a la comida y la hidratación para soportar la altura de esta excursión que dura unas 12 horas. Lo más impactante es llegar, desafiando la naturaleza, a un lugar que literalmente deja sin aire, tanto por la altura como por el paisaje. Y la reflexión es bien cierta, porque observar las montañas enormes como el monte Pissis, de más de 6.800 metros, que divide La Rioja con Catamarca, deja al visitante paralizado ante semejante espectáculo natural.

Los "Seismiles", el bloque de macizos cordilleranos que superan los 6 mil metros de altura, son también parte del premio para los valientes que se animan a la travesía. Los cerros Veladero, Bonete Chico y Pissis que custodian por tres flancos a Corona del Inca son testimonio de la majestuosidad de los Andes, donde anidan los volcanes más elevados del planeta.

Llegar allí y vislumbrar la belleza zafiro de la laguna, descender de los vehículos y caminar hasta las márgenes de este lago en el cielo, son el punto final de la aventura. Aunque, para muy pocos intrépidos, aún se puede más: realizar paseos en kayak sobre las profundas aguas azules, que ostentan el récord de ser el lago navegable a mayor altura del mundo.

Por otra parte, entre los principales consejos para aventureros, los guías y operadores piden llevar provisiones en abundancia para poder mantener la energía durante todo el día y viajar con más de 2 litros de agua por persona. Además, se debe llevar suficiente abrigo para soportar las temperaturas de hasta 15 grados bajo cero que allí se registran todos los veranos y sugieren realizar paradas a mitad de camino para aclimatarse, que es la única alternativa para disfrutar la experiencia a una altura de 5.500 metros sobre el nivel del mar.

En caso de realizar el recorrido con vehículos propios, controlar el estado óptimo de ruedas, fluidos, combustible, además de llevar equipos de comunicación y botiquín.

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