aniversario del carnaval de lincoln
A 135 años, la tradición se mantiene con mucho orgullo e identidad local.
UNA MARCA REGISTRADA

El 17 de abril, el carnaval de Lincoln llegó a su Aniversario N° 135

El evento, que forma parte del ADN linqueño, remonta su origen en 1889 con la llegada de los primeros inmigrantes. Un festejo con impronta propia en el país y que se mantiene más vivo que nunca.

La tradición carnavalesca de Lincoln se remonta a fines de la década de 1880. Así, la primera referencia histórica remite al 17 de abril de 1889, según los aportes que realizó la Comisión de Fiestas del Carnaval al Archivo Histórico Municipal. Así, a 135 años, la tradición se mantiene con mucho orgullo e identidad local. 

Los inicios

Con la llegada de los primeros inmigrantes, y cuando recién comenzaba a edificarse la ciudad, se realizó el primer carnaval que marcaría el inicio de una costumbre que define la idiosincrasia linqueña. El 25 de septiembre de 1893 llegó el primer tren a la ciudad y la tierra comenzó a poblarse; los italianos y españoles tuvieron la idea de mostrar en los desfiles las maquinarias agrícolas, los caballos mansos de tiro y los antiguos tractores. Fue así como, a principios del Siglo XX, el desfile se desarrollaba en la avenida principal y se jugaba con serpentinas y papel picado. 

En los primeros años de la década de 1910, los hermanos Gangoiti construyeron carruajes articulados con correas y ruedas; y fue en 1913 cuando se anunciaron los grandes bailes de máscaras en el teatro San Martín.

En 1915, la Primera Guerra Mundial repercutió en el festejo local y se prohibieron los trajes alusivos a las naciones en conflicto; en ese momento, para participar y competir por los premios -que se entregaban en moneda extranjera- los carros, chatas y coches debían circular adornados y asistir todas las noches de carnaval. 

Los clubes también competían y presentaban sus propias carrozas. En 1922, una fuga de presos inspiró la memorable carroza “Penitenciaria de Buenos Aires”, eran trece presos con el traje a rayas, centinela y guardiacárcel que llevaba un gran llavero.  

La introducción de la cartapesta

En 1928, la llegada de la técnica cartapesta marcó el comienzo del carnaval artesanal y la particularidad que distingue a este evento de todos los demás. El profesor Enrique A. Urcola incorporó métodos artesanales utilizados en el Taller de Escenografía del Teatro Colón, modelando las figuras con la superposición de trozos de papel con engrudo. 

Ese año, Urcola confeccionó una carroza con movimiento llamada “Peliculeros”, dando origen a lo que hoy es el principal atractivo del carnaval: las figuras mecánicas. En los siguientes años, hizo una pareja de abuelos que giraban sus cabezas y movían los ojos mientras se hamacaban en un sube y baja. A partir de allí, los artesanos incentivados por Urcola, fueron superando en cada una de las ediciones del carnaval su creatividad, no solo por los personajes elegidos sino también por el material y las técnicas de realización. Luego, surgieron las mini carrozas y las máscaras sueltas.

Hacia 1935 la diversión giraba en torno al papel picado y “lanza perfume”. Luego, el agua se convirtió en protagonista de los festejos con chicos y chicas que llegaban con antifaz; humor político, creaciones propias de lugar y tiempo, picardías criollas, máscaras sueltas y carrozas de cartapesta completaban el atractivo. Hasta 1963, se trataba de verdaderos corsos de agua y a partir de 1964 comenzó a jugarse con serpentina y papel picado. 

Recién en 1967 el corso tomó proyección nacional a través de la prensa y canales de TV porteños y la edición de 1970 se recuerda como la más exitosa: hubo una visita multitudinaria y el Parque San Martín dio alojamiento a turistas. Un año después, en 1971, José Marrone visitó el carnaval y el artesano “Toto” Valfiorani hizo la histórica carroza con su caricatura. 

Marcas registradas: autos locos y máscaras sueltas

En 1974 aparecieron los autos locos y las máscaras sueltas; estas últimas se llevaban sobre los hombros de los participantes, sin ayuda de ruedas. Los autos locos nacieron junto a un grupo liderado por Julio Omar Bernini, quien creó la primera flota de autos especiales, que más adelante sería conocida como “La troupe de los autos locos de Lincoln”. 

A partir de allí empezaron, a crearse más atracciones mecánicas que aún hoy causan sensación. En 1980, cuando cumplió 400 años Buenos Aires, el carnaval de Lincoln participó con motivos del desfile de Av. De Mayo. Ese año adquirió especial importancia la elección de la reina que tiene la misión de representar a Lincoln en los distintos eventos a lo largo de su año de reinado. 

En 1985 se comenzó a usar telgopor en la confección de cabezas en lugar de globos y los motivos se pintaban con colores más brillantes. En 1994 Lincoln fue declarada Capital Nacional del Carnaval Artesanal y en 2003 los carnavales comenzaron a tener shows de artistas nacionales e internacionales de renombre. 

Fue en 2011 cuando aparecieron por primera vez los venecianos, los cuatro muñecos que causan furor, realizados por Néstor y Marcelo Vialforani. 

En 2016, se nombró al escenario mayor “Héctor Serazzi”, creador del himno del carnaval de Lincoln y se eliminaron los fuegos artificiales. Comenzaron a priorizarse las cantinas, tribunas y estacionamiento para las instituciones educativas y se dispuso acceso a personas con discapacidad. En octubre de 2018, los senadores nacionales aprobaron el proyecto de ley que proponía a Lincoln como Capital Nacional del Carnaval Artesanal.

El Carnaval de Lincoln y el de Putignano, unidos por el arte de la cartapesta

Este año, se conoció la noticia de que Lincoln firmará una carta de compromiso de colaboración con la localidad de Puglia, Italia, con quien comparte un estrecho vínculo entre sus carnavales, hermanados por pregonar el arte de la cartapesta como principal atractivo de sus motivos.

Así, en el marco del año de celebración del 135° aniversario del Carnaval Artesanal de Lincoln y de la edición número 650 del Carnaval de Putignano (Puglia, Italia), ambas fiestas firmarán a la distancia, a través de sus encargados (Leonardo Michelli por la Agencia de Carnaval de Lincoln y Carmela Curci, por Putignano) un compromiso de colaboración y cooperación.

La “carta de hermanamiento” pregona el compromiso de fomentar políticas públicas, por las comunas de ambas ciudades, que promuevan el intercambio cultural entre artesanos de ambos carnavales y mejoren la calidad de vida de artesanos y consolidar así una cooperación internacional entre ambos eventos culturales que representan la identidad de cada uno de los pueblos.

COMENTARIOS