Edgard Garibay Padilla: Un mexicano en Las Morochas
BÁSQUET

Edgard Garibay Padilla: Un mexicano en Las Morochas

Nacido en América Central, pero formado en Estados Unidos, el jugador de 2.11 habló sobre su trayectoria y de cómo llegó a Junín.

Nací en Ocotlán, Jalisco, México. Viví solo dos años allí, ni me acuerdo cómo era la ciudad.

Mis padres se trasladaron luego a Los Ángeles, California, por cuestiones de mejorar el estándar de vida para sus hijos en el futuro.

Empecé a jugar al básquet a los 13 años en la escuela secundaria. Me vio tan alto un entrenador que me llevó a entrenar rápidamente.  

Allá hay dos diferentes clubes. Están las preparatorias, High School, y luego los clubes de verano, donde los equipos viajan a jugar en diferentes torneos por todo el país. Acá empecé formalmente a jugar a los 14 años, más en serio.

En realidad yo le vi la veta al básquet para poder comenzar a obtener estudios gratuitos, porque vengo de una familia humilde.

Yo quería ser doctor, me gustaba la neurología. Quería operar cerebros.

Obviamente a los 14 años no entendía la economía doméstica, qué tipo de gastos era ser un doctor en los EE.UU. Muchísimo dinero cuesta ser doctor allá. 

Llegué un día a mi casa y les dije a mis padres que quería ser doctor. Obviamente me dijeron que la plata para mis estudios no la tenían; no solo de médico, de ningún otro.

Fueron muy honestos conmigo porque sencillamente la universidad en los Estados Unidos de América es muy cara.

En la escuela le pregunté al entrenador qué oportunidades había dentro del deporte para jóvenes como yo, para poder progresar. Y me explicó por primera vez el tema de las becas deportivas en las Universidades.

Mentalmente seguía con la idea de ser doctor. Entonces utilicé el básquet como un vehículo para estudiar gratis. 

Y empecé medicina. Pero muy difícil, muchísimo tiempo para leer. Y paralelamente el deporte a ese nivel universitario es muy exigente. No me daban los tiempos para hacer las dos cosas a la vez, era demasiado.

Entonces me vi en un lugar donde tuve que elegir entre la medicina y el básquet. Me decidí por el básquet, para poder seguir estudiando con la beca.

Y me enrolé en la carrera de Psicología por entender que algo tenía que ver con la neurología, el pensamiento, el porqué hacemos lo que hacemos.

Esto me expuso al tema de Psicología deportiva. Y a través de  la universidad hice comunicación internacional, medios, relaciones públicas, analista deportivo, etc. Y logré recibirme.

No tuve la oportunidad de jugar la NBA por lesiones. Mi año de novato en la NBA me llevó a estar en varios scouts. Hablé con muchos entrenadores, y paralelamente iban viendo mi desarrollo en los estudios. Allá miran todo, no dejan nada librado al azar.

En un término de tres años sufrí lesiones de rodilla que me demoraron muchísimo. Eso fue lo que me frustró para poder llegar.

A la selección de México llegué cuando fui a jugar mi primer año en la Liga Profesional. Fui como un chamaquito, no conocía a nadie en México.

Fue una ventaja llegar a los 22 años a la selección fue bárbaro porque, al no conocer a mi adversario, le jugaba de igual a igual sin presiones.

Llegué a Argentino de Junín por agentes y relaciones con otros entrenadores de acá. Mi interés de venir a jugar a la Argentina agilizó mucho el trámite.

Yo sé cómo es la liga acá. Hubo grandes jugadores mexicanos que pasaron por la Liga Nacional de Básquetbol. Entonces, cuando se abre una oportunidad para un compañero, ya está en vista de los demás.

Vengo a Argentino de Junín con muchas expectativas. Nunca he sido un jugador egoísta. Estuve en equipos donde me tocó ser protagonista, anotando 15-20 puntos por juego, y en otros con distinto rol, donde metía 8-10.

Vengo a ayudar al equipo a conseguir buenos juegos ganados. Si ganamos y no anoto, soy el más feliz. Y si ganamos y meto 20, bienvenido. Quiero ganar.

He visto el plantel con varios jóvenes y mucho potencial. Ojalá puedan aprender algo de mí y ayudar con mi experiencia.<
 

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