Aparte de almorzar, los alumnos aprovechan el lugar “para estudiar y socializar un rato”, dicen los chicos.
Aparte de almorzar, los alumnos aprovechan el lugar “para estudiar y socializar un rato”, dicen los chicos.
ESTUDIANTES Y DOCENTES APROVECHAN UN MENÚ RICO Y ECONÓMICO

Con platos a mil pesos, crece la demanda del Comedor Universitario de la Unnoba

El Taller –como se llama el lugar- ofrece una tarifa especial a quienes asisten a la universidad y en los últimos tiempos sumó más habitués. Pero también accede el público general pagando precios algo más caros, pero igualmente convenientes.

En tiempos en que el combo más económico de una hamburguesa con papas fritas cuesta unos 10.000 pesos; la docena de facturas a 5.000 (o más) y una pizza de muzzarella a no menos de 6.000… ¿es posible comer por solamente $1000? En Junín, la respuesta es afirmativa, al menos en el comedor de la Unnoba.

“¿Te comiste un plato de ravioles?”, le preguntó Democracia a uno de los jóvenes estudiantes que terminó de almorzar en El Taller, el comedor Universitario de la Unnoba. “Sí, estaba riquísimo”, aseguró. “Estuve cursando el año pasado -Elementos de la Matemática- pero el comedor lo empecé a usar este año y el precio es fantástico, la calidad es muy buena y la abundancia está bien por lo que es el precio”, apuntó este aspirante a Ingeniero Industrial.

Compartiendo la mesa con sus compañeros de carrera, el muchacho aseguró que además de precio, el lugar les ofrece un menú de opciones interesantes. “Es bastante variado, o sea: tiene de todo. Tiene pastas, milanesas, pastel de carne. Tiene bastante de todo”. Y remató: “No le cambiaría nada, porque tiene mucho de todo”.

Lunes: carne a la criolla con pasta o milanesa de berenjena napolitana con ensalada. Martes, milanesa de pollo con ensalada o tarta de calabaza. Miércoles: tarta de jamón y queso o zapallito relleno con ensalada. Jueves, hamburguesa de ternera con ensalada o lasaña de vegetales. Viernes, pasta con boloñesa o pastas con salsa fileto. Sábado, canelones de verdura con salsa blanca, es uno de los menús semanales que suelen presentar quienes administran este comedor universitario que abrió sus puertas a finales de 2018, con un acto de corte de cintas incluido.

El lugar tiene una capacidad para 300 comensales y suele estar completo en todo momento. Es que por tratarse de un comedor universitario el costo de los platos se fija especialmente para acompañar a los estudiantes con presupuestos personales exigidos por otros ítems como puede ser el alquiler de viviendas. Por este motivo, los 1000 pesos son una tarifa especial para los estudiantes y docentes de la Unnoba. 

Pero El Taller también funciona como restorán abierto a comensales que no estén vinculados a la Universidad. Para ellos, el costo es un poco mayor pero –así y todo- más que conveniente. El plato cuesta 3000 pesos y se puede consumir tanto en el lugar (Newbery 348, donde funcionaban los talleres ferroviarios y de ahí surge el nombre del lugar) o se pueden ordenar platos que son enviados por delivery a los domicilios de sus clientes. Y para quienes se acercan a buscar ahí sus porciones, recomiendan “trae tu tupper” para cultivar conciencia ambiental evitando los desperdicios de envases de un solo uso.

“Milanesa de pollo con pastas con queso. $1000; Berenjena rellena con ensalada, $1000; Guiso de lentejas, $1000”, son otras sugerencias de la carta a la que se puede acceder en la web eltaller.com.ar. O comunicándose al celular 0236 460-8019.

Otro estudiante de Ingeniería Mecánica oriundo de Chacabuco dijo al cronista de Democracia: “Es la primera vez que vinimos a comer y está rico. Llenador, muy rico y muy buen servicio también” ¿Algo que le haga falta? “No, nada. Todo bien. Por ejemplo, hoy tuvimos un buen plato de ravioles pero cada día varía el menú. Mañana dan milanesa con pastas también, súper ricas. Así que, vamos a estar acá”.

Gianni, un estudiante de cuarto año de Ingeniería de Alimentos, dio su experiencia en calidad de futuro experto profesional en la materia formado en Junín: “Buenísimo, precio muy accesible, muy buena calidad y, nada, siempre solemos venir y después nos quedamos a estudiar un ratito. Así que buenísimo”.

Es que El Taller también funciona de punto de encuentro. De lugar de referencia para la vida social de los estudiantes. “Es así: venimos, socializamos un rato y hacemos las tareas, estudiamos”, apuntó uno de los entrevistados. Otro coincidió: “Conseguimos lugar, porque se llena y entonces tratamos de aprovechar y después nos quedamos a estudiar un ratito”.

Otro estudiante de Licenciatura en Sistemas coincidió en la valoración que hicieron los otros entrevistados, pero aprovechó para destacar las virtudes de la Unnoba, más allá de su comedor. “La verdad está excelente. Tiene un ámbito increíble y es bastante genial con respecto cómo es el método de estudio y cómo organizan sus plataformas. Yo ya venía antes de la secundaria con respecto a las plataformas online y eso, así que ya venía acostumbrado al tema”, remarcó.

Abierto al público

Lo interesante es que El Taller Comedor Universitario también se permite –para el gran público y con otras tarifas, claro, aunque también relativamente accesibles- experimentar con la comida internacional. Por ejemplo, en algún momento ofrece una muy buena selección de platos, texturas, sabores, gustos orientales. Tajine de ternera al estilo marroquí; curry de ave; leche de coco al estilo Thai; cerdo con vegetales crocantes al estilo asiático, entre otras opciones tan sofisticadas como accesibles.

En sus redes sociales también se han promocionado crepes rellenos con nueces, empanadas de queso árabe, hummus de garbanzo, postre de sémola, yogurt con pepino, niños envueltos en hoja de parra, puré de berenjena, arroz árabe, kebab y tabule. Todas comidas de origen asiático.

Una última reseña para entender que lo económico no está enfrentado a lo rico y la calidad, al menos en El Taller. Verdeo con papas y batatas al horno; tarta de choclo y calabaza con queso; crepe capresse con albahaca, tomate, queso y aceituna; hamburguesa de garbanzo y zanahoria con ensalada; milanesa de zucchini napolitano con ensalada de zanahoria y huevo; pastel de papa y canelones de verdura con salsa blanca; berenjenas napolitanas con ensalada; omelette de jamón y queso y tomate con ensalada; cerdo al limón con puré mixto…

La carta habla de una jerarquía gastronómica que los alumnos valoran… al punto de pedir más. Como dejó en claro uno de los chicos entrevistados por Democracia: “Está todo perfecto. Pago mil pesos el plato, pero si pudiese pagar mil quinientos por plato y medio, lo haría”.

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