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ANTICIPOS ECONÓMICOS

¿"Romperse el traste" también para blanquear?

La curiosa arenga lanzada por el presidente Mauricio Macri a los empresarios más poderosos, al pedirles "romperse el traste" para que la Argentina pueda crecer, debería tener, desde la óptica oficial, su correlato en el blanqueo de capitales.
"Ustedes tienen que dar el ejemplo, ser los primeros en plantear una agenda superadora. Llamémoslo competitividad, productividad o romperse el traste, como lo quieran decir. Este país crece en el trabajo de cada uno", dijo el mandatario.
Pero más allá de la heterodoxia del lenguaje usado por el jefe de Estado ante los empresarios del influyente Consejo Interamericano de Comercio y Producción -cuyo presidente, Adrián Werthein, transmitió un respaldo rotundo del establishment al modelo económico-, Macri apuntó a un punto neurálgico: la necesidad de que los hombres de negocios pongan el hombro en esta hora complicada.
El discurso de Werthein -quien escuchó a Macri con su antecesor, el dueño de Corporación América, Eduardo Eurnekian, sentado a su lado-, también dice mucho sobre el pensamiento del empresariado local.
Dijo que si bien la inversión extranjera es saludable, hace falta una "fuerte burguesía nacional, arraigada, comprometida y convergente con políticas públicas para lograr ese tan ansiado desarrollo".
Traducido: con el gobierno están sintonía pero, cuidado, atención con encarar una apertura indiscriminada que pueda terminar destruyendo el esfuerzo del empresariado local.
Más allá de las entrelíneas, la sintonía entre los empresarios y Macri es total: "Somos sus aliados para generar empleo, luchar por la inclusión, velar por la vigencia de la República y asegurar que todos los ciudadanos tengan acceso a vivir dignamente", dijo Werthein.
Habrá que ver si esas palabras se traducen en hechos, porque el gobierno no solo aspira a que los dueños del dinero se "jueguen" con proyectos generadores de empleo que permitan aumentar la productividad del país, sino que también ingresen al circuito legal buena parte de los 400.000 millones de dólares que, estiman fuentes oficiales y privadas, están fuera del sistema.
Si Macri lograra ese ambicioso objetivo, el futuro de la Argentina, y el propio destino político del presidente -ya sugirió tempranamente la posibilidad de buscar la reelección- estaría casi asegurado.
El problema para el gobierno, y para la Argentina, es que el blanqueo todavía está "muy verde", como lo refleja la decisión de la AFIP de prorrogar el plazo para depositar billetes, que vencía inicialmente a fin de mes.
En el mercado creen que esa no será la última modificación a los plazos del blanqueo, y deberían esperarse nuevos cambios en las próximas semanas.
Mientras tanto, el jefe de la AFIP, Alberto Abad, alista a los sabuesos para presionar lo más posible a los contribuyentes.
En el mercado creen que el futuro político de Abad, un hombre de probada experiencia en temas fiscales, puede depender del resultado del blanqueo.
Abad, un funcionario que ha hecho de la mesura un credo, viene trabajando junto a un batallón de funcionarios de larga trayectoria en la AFIP en el desarrollo de sofisticados sistemas de software para construir tal vez la mayor base de datos de la historia argentina sobre los contribuyentes, y entrecruzar la información.
También se cerraron acuerdos con decenas de países para intercambiar información sobrebienes de argentinos en el exterior.
El problema es que la información que se posee es, como siempre, de aquellos que quedan dentro del "zoológico", eufemismo para describir a quienes pagan sus impuestos en regla y soportan al resto -se estima un 40%- que está fuera del sistema.  
Mientras buena parte del dinero en la mira del blanqueo está en centenares de inmuebles en Estados Unidos y Uruguay principalmente, una porción está bien escondida en las casi 700  mil cajas de seguridad que hay en el país.
Esos cofres -muchos de los cuales pertenecen a políticos notorios- guardarían más de 40.000 millones de dólares -según estimaciones cautelosas- o más de 60.000 millones, de acuerdo con las más audaces.
Más allá de cuál sea el número, se calcula que en las cajas de seguridad los argentinos -siempre desconfiados de lo que los gobiernos puedan terminar haciendo con su plata (basta recordar la expropiación de depósitos del 2001)-, tienen en su poder más dinero que todas las reservas del Banco Central sumadas.
Están por encima de los 40.600 millones de dólares, pero debe tenerse en cuenta que como parte de esos fondos están contabilizados los depósitos en dólares, que no constituyen dinero del BCRA.
El oficialismo aspira a que el "Sinceramiento fiscal" sea un éxito para ampliar la base impositiva, es decir los contribuyentes que puedan ser alcanzados por la altísima presión impositiva que persiste en la Argentina.
Pero por ahora hay muchas consultas y pocas "efectividades conducentes", un término que empezó a escucharse en la city como una ironía que abre más dudas que certezas sobre el resultado final del blanqueo.

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